jueves, 30 de mayo de 2019

BOSQUIMANOS


Tribu Bosquimanos. Pueblo indígena del Sur de África considerados los pobladores originarios de Botswana y descendientes de los primeros humanos.

Ubicación

La mayor parte vive dispersa en el desierto del Kalahari, un área de más de 500.000 km² en el sur del continente africano, otros grupos sobreviven en el sur de Angola, en los pantanos de Okavango, al norte de Botswana, y en Botswana oriental y occidental.

Historia

Sus antepasados ocupaban casi toda el África meridional y probablemente parte de África oriental, pero fueron desplazados por los bantúes y los hotentotes, pueblos ganaderos, que fueron posteriormente diezmados y despojados de sus tierras por los colonos holandeses en el siglo XVII. Hoy, la mayoría de los bosquimanos (se calcula que son unos 95.000) vive en el desierto del Kalahari, en un área de más de 500.000 km2 entre Bostwana y Namibia, aunque existen grupos dispersos por distintos países del sur de África. La vida en estas tierras es difícil debido sobre todo a la aridez, pero los bosquimanos han desarrollado sistemas de supervivencia desde hace miles de años.

Tradiciones

Los bosquimanos se organizan en pequeños grupos familiares, cada uno de los cuales dispone de un territorio para autoabastecerse y en los que las tareas están repartidas por sexos. Las madres de las jóvenes son las que se ocupan de concertar los matrimonios. Es la madre de la novia la que decide si el novio es adecuado para su hija. Una vez llegado a un acuerdo, ambas familias pasan años intercambiando regalos periódicamente, como indicio de que el trato sigue adelante. El novio se traslada a la residencia de la novia siendo muy jóvenes. Después de un periodo de vida en común (varios años) y de que los padres observen las aptitudes de su futuro yerno, se llega al momento del matrimonio y la pareja se trasladará definitivamente a vivir con la familia del novio. Las parejas son de diferentes grupos y los grupos no son mas grandes que de 10 familias. Desde pequeños, los niños y niñas son tratados con igualdad. La mujer además de elegir los maridos de sus hijas son las que deciden cuando y como se mueve el campamento. Las mujeres se ocupan de la recolección de frutas, frutos secos y raíces, alimentos que constituyen la mayor parte de su dieta diaria. También recogen gusanos, insectos y animales pequeños (tortugas, sapos, etc.), y agua y madera para el fuego. • Los hombres se encargan de cazar, sobre todo distintas especies de antílopes, cuya carne se considera un alimento especial y muy valioso. Además, su piel se utiliza para el vestido, los huesos para elaborar armas, etc. Para cazar utilizan un pequeño arco de madera y flechas. Cuando se trata de un animal grande(como puede ser un impala, un búfalo o una cebra) las puntas de las flechas se impregnan de un veneno que elaboran a partir de la savia de una planta conocida como panjupe.

Religión

Creen en un ser superior al cual llaman Modimo. Ritos religiosos incluyen el bogwera y el bojale (ritos de iniciación para el hombre y la mujer). Otro rito es el gofethla pula que significa “rito para hacer lluvia”.

Conflictos

En 1997, 2002 y 2005 se realizaron tres grandes desalojos en los que se expulsó a casi todos los bosquimanos, por medio de amenazas y llevándoselos en camiones. Asimismo, durante estos desalojos, sus hogares fueron desmantelados, se cerraron la escuela y el centro de salud y se destruyó su suministro de agua.

Caso judicial

El 13 de diciembre de 2006 los bosquimanos obtuvieron una victoria histórica. Los jueces dictaminaron que la expulsión era “ilegal e inconstitucional”, y que tenían derecho a vivir dentro de la reserva, en su tierra ancestral. El tribunal también declaró que los bosquimanos tenían derecho a cazar y a recolectar en la reserva, y que no tendrían que solicitar permisos para entrar en ella. Más sobre este dictamen histórico . A pesar de que el Gobierno anunció rápidamente que no apelaría la sentencia, desde entonces ha hecho todo lo posible para entorpecerla. Los bosquimanos emprendieron otra batalla legal contra el Gobierno en un intento de recuperar el acceso a su pozo. Aunque su demanda fue inicialmente desestimada, en enero de 2011 el Tribunal de Apelaciones de Botsuana sentenció que los bosquimanos pueden usar su antiguo pozo de agua y también excavar otros nuevos en la reserva. Los jueces describieron la situación de los bosquimanos como “una desgarradora historia de sufrimiento humano y desesperación”. Además, el Gobierno: Ha rechazado expedir permisos a los bosquimanos para cazar en su propia tierra (a pesar de la sentencia de diciembre del Tribunal Supremo de Botsuana sobre la ilegalidad de rechazar la emisión de permisos). Ha detenido a más de 50 bosquimanos por haber cazado para alimentar a sus familias. Ha implementado el acceso restringido a la reserva para la mayoría de los bosquimanos, que ahora deben solicitar un permiso mensual para visitar a sus familiares. Su política consiste, claramente, en intimidar y asustar a los bosquimanos para que se queden en los campos de reasentamiento.

Fuentes





BOSQUIMANOS
SURVIVAL INDIGENES









miércoles, 29 de mayo de 2019




ROPUESTAS

10 lugares imprescindibles de Namibia

Una aventura fascinante con Paco Nadal, que será el guía en un recorrido organizado por El País Viajes



Un rinoceronte en el parque nacional de Etosha, en Namibia. Ampliar foto
Un rinoceronte en el parque nacional de Etosha, en Namibia. GETTY

Namibia es uno de los países más estables, desconocidos y diferentes del África austral. Pero que nadie espere ver aquí selvas tropicales. Namibia es sobre todo desierto –con las dunas más alta del planeta- y sabana por la que se mueven aún tribus singulares, como los himba, y vive buena parte de la fauna africana, incluidos sus grandes mamíferos.


Gacelas en el parque nacional de Etosha (Namibia).ampliar foto
Gacelas en el parque nacional de Etosha (Namibia). 


1 Parque nacional Etosha

Etosha es el principal parque nacional de Namibia y uno de los lugares más visitados del país. En sus 22.000 km cuadrados, casi todos ocupados por una antigua zona lacustre de fondo plano y salino, viven 114 especies de mamíferos, entre ellos la mayor población de rinoceronte negro y de guepardos de África. La mejor época es en la estación seca: de mayo a octubre.



Colonia de lobos marinos en Cape Cross, en Namibia.ampliar foto
Colonia de lobos marinos en Cape Cross, en Namibia.  GETTY


2 Cape Cross

En este cabo situado en la costa central, a unos 120 kilómetros al norte de la colonia Swakopmund, sestea la mayor colonia del mundo de lobos marinos del Cabo: durante la época de cría (en el mes de diciembre) se pueden llegar a reunir aquí más de 100.000 individuos. Todo un espectáculo.


Restos de un barco en Skeleton Coast, en Namibia.ampliar foto
Restos de un barco en Skeleton Coast, en Namibia. 


3 Costa de los Esqueletos

Densas brumas, bancos de arenas que cambian constantemente y fuerte oleaje. Todos los elementos parecen aliarse para que la porción de costa que va de Swakopmund a la frontera con Ángola sea una trampa para navíos. Son tantos los restos de barcos encallados (y de ballenas que sufrieron la misma suerte) que a estos 550 kilómetros de desierto en permanente lucha con el mar se le llamó la costa de los Esqueletos.


Estudiantes en el muelle de Swakopmund (Namibia).ampliar foto
Estudiantes en el muelle de Swakopmund (Namibia).  GETTY


4 Swakopmund

Namibia fue durante tres décadas (de 1884 hasta el fin de la Primera Guerra Mundial) una colonia alemana. De aquella ocupación queda aún un legado cultural, lingüístico y arquitectónico. Éste último tiene su máxima representación en esta ciudad costera, que fue el principal puerto de la colonia alemana.


Dunas del parque nacional Namib-Naukluft.ampliar foto
Dunas del parque nacional Namib-Naukluft. GETTY


5 El desierto del Namib

El desierto que da nombre al país es conocido por sus increíbles dunas de color rojo. Pero también por ser el más antiguo del mundo: se calcula que ya existía hace 65 millones de años. La zona más visitada del Namib es el parque nacional Namib-Naukluft, donde están las famosas dunas 45 y Big Daddy, de unos 300 metros de altitud.


Árboles petrificados en Deadvlei, en el desierto de Namib.ampliar foto
Árboles petrificados en Deadvlei, en el desierto de Namib.  GETTY


6 Deadvlei

Una de las zonas más fotogénicas del parque Namib-Naukluft son estas antiguas lagunas desecadas con una capa de arcilla blanca en el fondo -originada por la fuerte evaporación- y rodeadas por dunas rojizas. Sobre ellas crecen espectrales los fantasmas de árboles que parecen petrificado, pero que en realidad están “momificados” por la intensa deshidratación. Algunos tiene unos 900 años de antigüedad.


Cañón de Sesriem, en Namibia.ampliar foto
Cañón de Sesriem, en Namibia.  GETTY


7 Cañón natural de Sesriem

Un cañón excavado por la erosión del río Tsauchab sobre roca granítica. Refugio de muchos animales en las horas de más calor y uno de los pocos lugares del Namib donde hay agua todo el año.


Zona histórica de Windhoek, en Namibia.ampliar foto
Zona histórica de Windhoek, en Namibia. GETTY


8 Windhoek

La capital de Namibia, de nombre impronunciable (más o menos se dice vin – duc), es la puerta de entrada al país africano para la mayoría de sus visitantes. Aunque queda poco de su pasado colonial y es una ciudad moderna, mantiene un pequeño casco histórico interesante y, sobre todo, tiendas y centros comerciales en los que avituallarse antes de lanzarse a la aventura en el desierto.


Una mujer herero en una gasolinera de Opuwo.ampliar foto
Una mujer herero en una gasolinera de Opuwo. ISTOCK


9 Opuwo

Una ciudad al norte del país con una interesante mezcla de razas, sobre todo de himbas y hereros. Punto habitual de abastecimiento, sobre todo de combustible, antes de internarse en el Namib.


Visitantes en Twyfelfontein.ampliar foto
Visitantes en Twyfelfontein.  GETTY


10 Twyfelfontein

Es un parque que protege la mayor concentración de petroglifos y restos arqueológicos de la Edad del Hierro de Namibia. Fue reconocido como patrimonio mundial y se compone de más de 15 localizaciones, algunas con espectaculares grabados de animales que sirvieron para ritos chamánicos. Se visita con guía local obligatorio.
La mayoría de estos lugares los visitaremos con la expedición de El País Viajesque parte el próximo 1 de septiembre. Toda la información y formulario de inscripción, en la web de El País Viajes.
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martes, 28 de mayo de 2019

FUERA DE RUTA

El salvaje delta del Okavango

Tras 1.000 kilómetros de sinuoso recorrido por Angola, Namibia y Botsuana, el río no va a morir al mar sino al desierto del Kalahari creando uno de los ecosistemas más asombrosos del planeta

Un elefante en una de las lagunas formadas por el río Okavango, en el noroeste de Botsuana. ALFREDO CÁLIZ
Casi cada día desde hace 17 años, Frank Mashebe muestra su amor incondicional por este lugar del noroeste de Botsuana donde se desparraman a gusto las aguas llegadas de las tierras altas de Angola y Namibia, formando un delta mítico, el del Okavango. Al principio, creímos que la prueba de tal pasión eran sus palabras, sus descripciones detalladísimas, como buen guía, de este rincón de vida salvaje único. Pero enseguida supimos que no. Son sus silencios.
Casi cada semana, como esta misma de junio, en el inicio del invierno (la época seca que se alarga hasta octubre), conduce a particulares o pequeños grupos llegados de todo el mundo en safaris a través de la sabana, esa suerte de bosque bajo, el bush, que tanto aprecian como residencia temporal los predadores. Y lo hace orientándose por los cánticos de los pájaros, las huellas y excrementos de los mamíferos, el olor de su presencia y hasta se diría que por el roce del viento en los mopanes (el árbol de las mariposas, autóctono), por el modo en que mira a lo alto, escrutando posibilidades insondables para los seres urbanos.

Antílopes africanos en una colpa junto al río Chobe.ampliar foto
Antílopes africanos en una colpa junto al río Chobe. ALFREDO CÁLIZ
Cuando Frank Mashebe se detiene y calla, todos esperamos algo. Algo animal.
Y sucede. En solo un día en la Moremi Game Reserve, en el corazón del delta del Okavango, admiramos cebras, elefantes, hipopótamos, cocodrilos, kudus, cientos de aves… Los protagonistas de la pirámide alimenticia que mantiene este ecosistema en equilibrio. Aparece, pongamos, una cigüeña de pico abierto buscando caracolillos en una charca (lugar que es a la vida salvaje lo que el bar a todo pueblo español: antes o después todos los pobladores acuden, y localizar tales puntos de encuentro es fundamental para todo guía que se precie) y Frank informa: “Sus predadores [de la cigüeña] son pequeños mamíferos, serbales, o incluso alguna pitón que se las traga enteras…”. Ahí queda nuestra imaginación desbocada.
Y continúa con las descripciones de grandes y chicos. Con los paquidermos que nos miran de reojo; las cebras cansinas; el hipopótamo suspicaz; con el águila culebrera, el francolín, o con los estorninos de Burchell, que son como la portera de la aldea salvaje global: en cuanto un peligro de cuatro patas asoma por el horizonte, lanza un característico SOS que advierte a todo el vecindario. Lo comprobaremos luego, bien entrada la noche y ya instalados en el campamento privado en Sable Alley, cuando una hiena cruza dos veces ante nuestras tiendas emitiendo un sonido helador. “Las hienas son el gran peligro aquí; más que los leones”, nos dirá nuestro guía durante el desayuno. Abundan las narraciones de sus hazañas sangrientas. Las omitimos.
El salvaje delta del Okavangoampliar foto
JAVIER BELLOSO

Meandros y lagunas

El delta del Okavango es de una belleza que no parece ya de este mundo. Tierra y agua abrazadas; un paisaje distinto cada estación en función de las lluvias, de los meandros y lagunas que se forman; de las corrientes migratorias de su fauna; de la vegetación que oscila del verde oscuro al esmeralda y al amarillo de destellos puros. Nunca el delta luce igual, depende de mil factores, hasta de la voracidad de los elefantes, capaces de engullir hasta 300 kilos de follaje y rama de árbol por día y de beberse 200 litros en un suspiro. Un mapa policromado que se contempla desde las avionetas que lo sobrevuelan, procedentes del aeropuerto de Maun, la capital de la zona. Resultan el transporte más adecuado y rápido para llegar a los lodges (alojamientos) y campamentos del interior, casi medio centenar.
Sorprende que el delta se mantenga intacto a pesar de la presión exterior, de la ganadería, las inundaciones (enormes en 2009 y 2011) o la agricultura. Su existencia es producto del empeño político por salvaguardarlo (desde 1994 existe un acuerdo de los países vecinos para garantizar agua en la cuenca) y, sobre todo, de los caprichos de un río muy cabezón, el Okavango, que en sus 1.000 kilómetros no busca el mar como otros, sino que prefiere ir a morir en un desierto, el Kalahari, y llegar hasta las mismísimas salinas de Makgadikgadi, alimentando múltiples vidas e impactando en 700.000 kilómetros cuadrados.
Una manada de cebras bebiendo en una charca en Moremi, en el Delta.
Una manada de cebras bebiendo en una charca en Moremi, en el Delta. ALFREDO CÁLIZ
Tres ecosistemas conectados crea a su paso: Panhandle, en el norte, el más fluvial y accesible, con aldeas y pescadores, sin grandes mamíferos que avistar pero sí aves. El delta mismo, expandiéndose en arterias plenas de vida animal. Y la sabana, abierta y camaleónica, por donde se mueven herbívoros y predadores, y de acceso limitado. En conjunto, cientos de especies de mamíferos, 1.000 de aves, más de 8.000 de insectos y 3.000 de plantas conviven y se expanden o desplazan por los corredores del Okavango y más allá, en los del río Linyanti/Chobe, en el parque nacional del Chobe, que suma otros 11.000 kilómetros cuadrados y la mayor densidad de elefantes del continente. Hay además un proyecto multinacional desde 2006, llamado Kazatfca (Kavango Zambezi Transfrontier Conservation Area), que, con el acuerdo de los países vecinos, convertirá esta zona en la más grande del mundo protegida, con más de una docena de parques nacionales implicados.
“Esto ya no es mi trabajo, esto es mi vida”, nos había advertido Frank antes de saltar con su cuerpo oscuro y poderoso al volante del 4×4 abierto, de color verde, típico de los safaris fotográficos. Este es propiedad de la empresa con la que freelancea hoy, Elephant Trails, dirigida por el experto sudafricano Guy Symons, que también nos acompaña, y la española Edurne Martínez, que le ha echado arrojo y ganas hasta montar su empresa Africa Pride y lleva ya dos décadas en Botsuana. Todo un reto para una cántabra: este país es tan grande como Francia, no conoce altura y la mitad de su superficie está ocupada por el desierto del Kalahari, tierra bosquimana. Un mundo de espacios infinitos con idéntico paisaje y sin alma humana: tres habitantes por kilómetro cuadrado.
Son los animales los que reinan en Botsuana. Salvajes o en ganadería. Dos mercados rentables (turismo y carne). “Hay más que batswana [nosotros, el pueblo]; somos poco más de dos millones frente a 170.000 elefantes, millones de monos y de cabezas de ganado”, nos contó el ministro de Turismo, Tshekedi Khama, en su despacho de Gaborone, la capital de este país, antaño protectorado británico, que en septiembre celebra su medio siglo de independencia y ha sido elegido destino de 2016 por la guía Lonely Planet.
Dos leopardos, madre e hijo, surgidos de repente del 'bush' durante el safari en el Delta del Okavango.ampliar foto
Dos leopardos, madre e hijo, surgidos de repente del 'bush' durante el safari en el Delta del Okavango. ALFREDO CÁLIZ
El turismo es la segunda fuente de ingresos del país, después de los diamantes. El aprecio de los batswanapor sus riquezas naturales juega un papel relevante. Y también su capacidad de diálogo. Fue esto lo que hizo posible la protección del corazón de esta área (Moremi) desde antes incluso de la independencia (1966). Por aquel entonces, tras numerosas reuniones de las distintas tribus (los tswana, bakalanga, herero, san…) en las cortes populares, a las que llaman kgotla(allí donde se resuelven conflictos), Moremi se convirtió en el primer santuario animal protegido por comunidades locales para resguardarlo del peligro de la caza incontrolada, un microcosmos de 5.000 kilómetros cuadrados que muestra la variedad del territorio. Con el tiempo la zona de protección ha crecido. Y en 2014, el delta fue incluido con el número 1.000 en la lista de lugares patrimonio mundial por la Unesco.
La presión del turismo en esta zona (especialmente de los sudafricanos) se regula al grito de high revenue, low volumen (alto precio, bajo volumen). Así, el visitante tipo es alguien que suele haber desembolsado lo suyo para llegar hasta este punto del planeta donde, dicho con orgullo patrio por el propio ministro, la “alta calidad y el poco volumen garantizan bajo impacto ambiental”. Y añade: “¿Sabe qué nos diferencia del resto de lugares de safaris? En otros, 20 vehículos dan vueltas alrededor de un león. Aquí aparecen 20 leones alrededor de un vehículo”.
Arriba, ambiente de uno de los safaris móviles que se organizan en Moremi, en el corazón del Delta.ampliar foto
Arriba, ambiente de uno de los safaris móviles que se organizan en Moremi, en el corazón del Delta. ALFREDO CÁLIZ

La isla de Bobo

No tenemos suerte y no vemos leones. Pero nuestra fascinación es enorme al sobrevolar la Chief’s Island y la Moremi Wildlife Reserve, hogar de los que llaman los big five, los cinco grandes (leones, leopardos, búfalos, elefantes y rinocerontes, estos desde su reintroducción en un programa en el que están implicados varios países durante la última década). Al visitar los lodges lujosos de Bobo Island (el Eagle Island Lodge, recién reformado e hiperlujoso, o el Khwai River Lodge, un mirador tan privilegiado sobre el río que prácticamente desayunas a la vera de los animales). Y al realizar el imprescindible viaje en mokoro (una canoa artesanal): la luz del sol, el silencio, los giros entre islas y recovecos donde se esconden los hipopótamos, el arrullo del deslizamiento sobre el agua repleta de nenúfares o papiros y del remo, el runrún de las aves. La paz de la desconexión total.
Al atardecer hay, naturalmente, como en todo safari móvil, fuego de campamento y charla obligada. Se repasan detalles de lo visto y recorrido durante el día. Se habla sobre el futuro del delta (“habrá más restricciones para entrar y conservarlo”), la prohibición de la caza hace dos años en todo el país (solo se permite en reservas privadas, pero no en parques nacionales), las dificultades del pueblo san (bosquimanos), cazadores ancestrales, rastreadores únicos, para sobrevivir sin acceso a la carne y a tal actividad. Y sobre los elefantes. “Es imposible conocer su número exacto en esta zona de África porque ellos no saben de fronteras…”. Su horizonte es el agua y la comida. Se mueven de un parque a otro, de charca en charca, según temporada, temperatura y circunstancias. Guy Symons puntualiza ante quienes opinan que hay que regular el número excesivo de elefantes en el delta porque lo destrozan. “Una cosa es cambiar el paisaje y otra destruirlo. Ahora se ven los árboles pelados, los consumen, sí, pero cuando llega el agua, todo cambia, la capacidad de recuperación y transformación de esta zona es inmensa; siempre ha sido así”.
Paseo en 'mokoro', la canoa típica, por Eagle Island.ampliar foto
Paseo en 'mokoro', la canoa típica, por Eagle Island. ALFREDO CÁLIZ
Y surge inevitablemente la anécdota del rey Juan Carlos, pillado cazando en Botsuana en 2011. La prohibición de la caza en 2013 tuvo que ver con los desmanes del sector. Lo cuenta luego, en otra noche, en otra charla, Walter Sánchez, uruguayo, 30 años por aquí, que lo vivió de primera mano. Él es director de Janala Tours & Safaris y del Water Lily Lodge, una parte en formato hotel en Kasane y otra en cabañas altas de madera en medio del Chobe, con charca propia para animales construida con sus propias manos. Frente a ella ha levantado un mirador donde al anochecer te aplastan las estrellas y el sonido coral de la sabana. Desde allí, a salvo, se puede ver cómo aparecen a beber los elefantes, los leones, las hienas…
“Apetito de sangre y muerte”. Eso diferencia para Walter, que fue cazador antes que fraile, el turismo de caza del fotográfico. Un día se hartó de las conversaciones sobre recorridos de bala y modos de matar y abandonó. “Un cuarto de millón de dólares cuesta matar un elefante entre la cacería misma, el trofeo oficial, los rastreadores y los expertos, pues el 90% de los que vienen a cazar no son buenos tiradores. Se sigue practicando en Tanzania, en Sudáfrica… La prohibición era necesaria, había muchas irregularidades que estaban afectando al turismo. Así que el presidente, Ian Khama, cortó por lo sano. Este país siempre intentó alejarse de las corruptelas, frecuentes en países vecinos como Zimbabue”.
Nos vamos. Recorrer este territorio metro a metro en busca de animales salvajes y contemplarlos en libertad engancha. Acabas dominado por el deseo de ir más y más allá, por encontrar al león, al cocodrilo o al rinoceronte. Por tenerlos cerca. Cada salida en el delta o el Chobe suele traer sorpresas. En nuestro viaje, corto y limitado, las tuvimos. Una mañana aparecimos sin quererlo entre una manada inmensa de búfalos que nos miraron sorprendidos. Una tarde, cuando creímos haber visto ya bastante y nos retirábamos, dos leopardos, madre e hijo, se plantaron ante nosotros haciéndose arrumacos. En vivo y en directo. En exclusiva.
Y no solo Frank, todos quedamos mudos.

GUÍA

Safaris

» Elephant Trails Safari: Salida estándar de 10 días desde Maun a las cataratas Victoria, 420 dólares por persona/día, todo incluido (guy@elephanttrails.comedurne@africapridebotswana.com).
» Capricorn Safari.
» Janala Tours&Safaris.
» Wilderness Safari.

Dónde dormir

» Gaborone Sun. Un clásico de Gaborone. Habitaciones dobles desde 150 dólares.» Kalahari Arms Hotel. Ghanzi. Cabañas con habitaciones desde 40 dólares el día.
» Sedia Hotel. Sir Seretse Khama Road. Maun.
» Chobe Marina Lodge, en la orilla del Chobe/Zambezi. Kasane. Precioso lugar y hotel. Lujo. Desde 300 euros noche.
» Water Lily Lodge y Chobe Bush Camp. Kasane. Desde 90 euros la habitación. Organizan safaris.

En el delta

» Eagle Island Camp y Khwai River Lodge. Exclusivos. A partir de 1.300 dólares la noche.
» Los lodges más económicos oscilan entre 300 y 700 dólares por persona y noche (suelen incluir comida, actividades, alojamiento en lujosas tiendas y guías).
» Zonas de acampada. Se puede entrar con coche propio para visitar el delta y los parques nacionales, pero conviene reservar a través de alguna agencia en Maun y solicitar con mucho tiempo el sitio a través de la web del DWNP (Department of Wildlife and National Parks).

Más información

» Botswana&Namibia, Lonely Planet, 2013.
» Botswana Safari Guide, Bradt, 2015.
» www.okavangodelta.co.bw.

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